El Teatro en mi Vida

Siempre me interesó investigar de qué se trata “ser humano”, ya en su intima privacidad como individuo, y con su contradictoria necesidad social de relacionarse.

Mi camino era sin dudas, por las Humanísticas. Hice la carrera de Trabajo Social, trabajé e incursioné en distintas áreas: Salud, Educación, fábrica, penal, centros comunitarios, organizaciones barriales, minoridad... Pero también respeté el “siga la flecha” de mi vida y entonces estudié Arte Dramático, otro amor profundo, vivido primero vocacionalmente desde mi infancia.

Y otra vez el “ser humano” en la mira de mi inquietud... espiritual? Me daba miedo esa palabra... hasta que la saqué de la “estampita” y la entendí.

Cuando comencé mi carrera profesional me di cuenta que si bien todo lo que había estudiado para mi formación actoral me serviría por siempre, un hecho específico en mi primer trabajo en televisión despertó una angustiosa crisis que derivó en inquietud: ¿dónde y cómo buscar y encontrar la enorme gamas de “grises” emocionales?

Años más tarde, búsqueda mediante, la inquietud se transformó en conciencia. Mi personaje era una testigo en un juicio oral, y como no conocía la historia porque el programa no estaba en el aire, “hijuela” en mano y con el enorme peso de “hacerlo bien”, tímidamente y muerta de miedo me acerqué a un asistente de dirección y le pregunté: “esta testigo, está a favor o en contra del acusado?” Él me miró apuradísimo y me dijo... “hacelo en el medio”.

No entendí nada.

Calmé a mi mandíbula que temblaba desesperadamente mientras repetía la letra, me encomendé a Dios y lo hice. Por “suerte” no hubo que rehacer la escena y terminé, pero... no disfruté!. Qué significa “hacelo en el medio”? intelectualicé, critiqué y me enojé después...

Busqué en muchos maestros vivos y muertos, entrené a mi actriz en escenarios teatrales y estudios de cine, radio y televisión... leí, escribí, estudié guión y dirección, ensayé, estrené muchas obras, reí y lloré mientras aprendía de la experiencia. Pero y mientras tanto... todo fue teniendo profundo sentido cuando miré hacia mí misma. El encuentro con Rodolfo Mansilla, investigador de la historia oficial y hermética de la tragedia humana convertido en guionista entre otras cosas, me guió hasta allí y por fin... dejé de resistirme.

Develar y registrar las dudas, las contradicciones, el ego seductor, tramposo y desconocido, el crítico interno feroz o demasiado permisivo, los miedos inconscientes y todo lo que “habita y controla” en cada uno de nosotros con el nombre de Personalidad, me hicieron barajar la posibilidad de que el Primer Gran Personaje a conocer, en soledad y en relación con otros, es uno mismo.

Encontré que esa fuente ancestral, es un efectivo “archivo” al que un actor puede acceder por empatía, para buscar, CONOCER y comprender cómo piensa y siente, y por qué y para qué hace lo que hace, ese personaje que no soy YO, pero que yo me dispongo a representar. Apareció así, el verdadero conflicto a solucionar conmigo misma: Indagar en los misterios y paradojas entre persona / personaje y entre realidad / ficción.


Y poco a poco pude aceptar:

» Que las emociones no son buenas “o” malas, sino ”y”.

» Que los mandatos socio - culturales y familiares pesan mucho como para “no tenerlos en cuenta”, y que para aliviar la “carga” tenemos conductas reactivas y construimos Máscaras para protegernos.

» Que fue y es BUENO conocer las propias para en todo caso, ser “titiritera” y no “títere” de ellas en mi propia vida, y como punto de partida para desarrollar mi naturaleza comunicadora a través de mis elegidas profesiones: Trabajadora Social, actriz, maestra, autora y directora teatral.

 

Por fin pude interpretar un poco más (y entre otros):

» A Stanislavski cuando dice: “el que se acerca al teatro aprende a hacer todo de nuevo”

» A Shakespeare en su eterna y vigente pregunta sobre si “ser o no ser”, y cuando afirma que “estamos hechos de la pasta de nuestros sueños y con ellos trazamos el mapa de nuestras vidas”

» A Strasberg cuando dice: “el director es el que hace consciente, el inconsciente del actor”

» A Víctor Frankl cuando dice: “El Ser Humano logra su categoría de tal, cuando le encuentra un sentido a su vida: Cuando decide Elegir para qué y para quién vale la pena el dolor y el amor”

» Así “enseño” TEATRO... acompañando a cada uno en su proceso de apertura y transformación. Este proceso, ya sea inconsciente o consciente y elegido, igualmente SE PRODUCE.

Silvana Silveri